16.6.06

¡UNIDAD!

Es la unidad uno de los asuntos más importantes en la lucha política. Para los revolucionarios es vital tener una clara visión unitaria. Podemos decir tajantemente que no es posible una revolución sin una atinada unidad, y podemos, siguiendo este pensamiento, afirmar que una errada postura unitaria llevará la Revolución al fracaso. Veamos.
Simón Bolívar con su genialidad construyó una propuesta unitaria correcta. Supo el Libertador con el decreto de Trujillo de 1813, delimitar los campos en pugna: o se está con la independencia, o se está contra ella, quedaron definidos los bandos. Así, la independencia marca los perfiles de la unidad bolivariana: con independentistas todo, con monárquicos nada. Por tanto, la unidad es determinada por objetivos transcendentes y definitorios. La unidad no se hace sacrificando objetivos estratégicos.
Otro ejemplo de la necesidad de una política unitaria correcta nos lo da la lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez. La derecha y la revolución confluyeron alrededor de un objetivo común, la caída del dictador. La derecha estaba consciente que se trataba de una mera coincidencia táctica. Pero las fuerzas revolucionarias, ilusas, sacrificaron la estrategia revolucionaria en aras de ese objetivo táctico. Fue así que la derecha, después de derribado el dictador, desarrolla el plan estratégico firmado en New York instaurando la dictadura de los tres partidos. Por su parte, las fuerzas revolucionarias, empantanadas en una errada concepción de la unidad, se hundían en un mar de contradicciones que nos llevaron a casi cincuenta años de gobiernos de Acción Democrática, COPEI, y URD. De aquí una enseñanza: hacer de los requerimientos tácticos objetivos estratégicos, es castrarnos y condenarnos al fracaso.
Hoy en Venezuela los revolucionarios necesitamos la unidad, pero esta no debe ser boba, que en lugar de fortalecer a la revolución nos debilite peligrosamente. La unidad tiene que ser para fortalecer a la revolución, no podemos caer en la trampa de sacrificar los objetivos estratégicos en el altar del oportunismo táctico. Las enseñanzas de la historia nos indican que debemos plantear la unidad en torno a dos objetivos transcendentes y estratégicos: el apoyo al Comandante Chávez, y la construcción del Socialismo.
El campo unitario, chavista, socialista, está delimitado por un concepto sencillo y poderoso: lo que estimule la propiedad social de los medios de producción y la conciencia del deber social, nos conduce al Socialismo. Por el contrario, la propiedad nosocial de los medios de producción, y la conciencia del egoísmo y de la competencia, nos conduce al capitalismo. Quienes pretendan hacer una unidad que ampare el auge del capitalismo, que inevitablemente sacrificará al Comandante, son restauradores disfrazados que deben ser combatidos con todo el peso de las ideas.
¡Unidad socialista!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!

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