3.5.06

MOVILIZAR

Estamos en una fase de la guerra asimétrica en la que las armas son las ideas, el teatro de operaciones el alma del pueblo, y el objetivo la conciencia de los humildes.
Es una fase difícil y riesgosa: un movimiento en falso puede convertirse en una derrota, un error de diseño de estrategia en una debacle, una omisión en un fracaso. En esta fase no hay paso sin importancia, todo debe ser medido y estudiado hasta la minucia. El estudio, el análisis, los trabajos de gabinete son de vital importancia.
El centro de la disputa es la conciencia de los humildes. Eso lo comprende bien la oposición, por eso se ven por los barrios a los sifrinos con sus pañuelos de desprecio en las narices; están buscando algo más que votos, su objetivo es sembrar valores egoístas que facilitan la restauración, minar el espíritu altruista que hizo posible los triunfos de abril y diciembre. Ellos están desarrollando su estrategia, toda la existencia de los oligarcas está al servicio de capturar nuevamente la conciencia de los humildes. Esa es la clave de la fase de la guerra asimétrica que estamos librando.
Por nuestra parte, debemos movernos de acuerdos a nuestras fortalezas y corrigiendo nuestras debilidades. Veamos.
Tenemos una gran fortaleza que es la relación amorosa Líder-Pueblo. Recalcamos es una relación, pueblo y líder se complementan, se nutren mutuamente, el uno aprende del otro, los dos avanzan entrelazados, el líder no puede ir más allá de lo que le permita la conciencia de su pueblo, y el pueblo camina al paso que marca el líder.
Tenemos otra gran fortaleza, la Movilización. Es allí, pueblo en acción, donde se produce la conexión amorosa. El pueblo se hace uno con el líder, y los dos fusionados ejecutan el milagro de romper las cadenas ideológicas de la dominación, de liberarse. Esos son momentos de comunión, de reconocimiento mutuo, de posesión del espíritu revolucionario. El espíritu y las enseñanzas intensas de la gran movilización, se irradian en el tiempo y en el espacio, llegan a todos los rincones y a todos los corazones de los humildes, conformando así la gran escuela revolucionaria que es la defensa más importante de la guerra asimétrica.
No tenemos duda, frente a la amenaza del imperio, el arma fundamental es pueblo movilizado alrededor de objetivos políticos altruistas, informado, conciente, pueblo y líder fusionados, avanzando, aprendiendo a construir Revolución.

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