3.5.06

LA ASAMBLEA PARIÓ UN RATÓN

Por fin la Asamblea parió un CNE y, tal como estaba previsto, el imperio del norte dio la orden de desconocerlo. Sólo los cándidos pensaban que haciéndole peligrosísimas concesiones, ordenaría a sus marionetas que aceptaran las reglas del juego. Se engañaron nuevamente, nadie de la oposición aceptó al CNE, todos, desde Teo hasta el Julio, escurrieron el bulto. Estamos en la misma situación del golpe de abril y del saboteo, no hay demócratas, ni siquiera de boquilla. No son capaces de condenar ni el magnicidio, mucho menos de aceptar el CNE, no son capaces de contrariar al imperio, y a un electorado que ellos mismos educaron en el fascismo. Pero si esto es así, por qué se insiste en las maniobras y en la astucia pequeña para tratar de resucitar una oposición democrática que nunca existió. Veamos.
En el tratamiento al problema del CNE, se manifiestan las ideologías en pugna dentro del proceso: prevalecen los que no tienen interés en superar el Capitalismo y construir el Socialismo.
Allí encontramos a los de ideología pequeña burguesa, estos tienen terror a los cambios. Y, junto a ellos, los que se han enriquecido, estos piensan como magnates. Por supuesto, los dos coinciden en restaurar un nuevo pacto. Para su desgracia, sus intentos se estrellan con la orden del imperio que pone como condición para el pacto que Chávez quede fuera del gobierno y del planeta, que la petrolera le sea entregada a la meritocracia, que el Chavismo duro sea más que derrotado, liquidado, la Revolución arrodillada y el país hipotecado. Por eso, los intentos de pacto, que por ahora les fracasan, sólo consiguen debilitarnos.
Sería gracioso verlos intentando a cada paso conciliar, pactar, hasta firmar armisticios, y siempre salir con las tablas en la cabeza. Sería gracioso, repetimos, si esa conducta no tuviera consecuencias funestas para la revolución.
La actitud conciliadora tiene como fondo detener la marcha de la Revolución, y al impedir el socialismo, impide la verdadera solución de los problemas sociales. Lo del CNE, es solamente la expresión política de un extravío que debemos detectar y derrotar, es una actitud que confunde y desalienta a la masa, y recordemos que masa confundida, desalentada, dirigida hacia metas mercenarias, es la vía más expedita para el fascismo.
No hay atajos: Sólo el Socialismo salva al pueblo.

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