11.6.12

LA CONTRADICCIÓN SUICIDA (Lunes 11-06-2012)


La política está llena de contradicciones:
La contradicción del revolucionario. El revolucionario vive tensado por la contradicción de ser creación del pasado y habitante del futuro que aún no llega. Por eso el revolucionario está condenado a ser minoría, cuando su época lo entiende ya es hora de emprender nuevos sueños. Si bien sus contradicciones le producen rasgaduras en el alma, éstas se ven compensadas por saberse ariete de su sociedad, pionero que pisa mundos inéditos, baquiano que guía pueblos hacia la tierra prometida.
Su tarea no conoce fracaso ni tiene conclusión, siempre habrá caminos por hacer.
La contradicción de la oligarquía. Tiene calidad macabra, es la contradicción del intento por permanecer en un mundo que no tiene más futuro que la extinción, y la impotencia de contener la marcha de la historia. De esta contradicción surge el fascismo, reflejo directo del desespero que invade a esta clase impotente para perpetuarse.
En el medio de estas dos contradicciones se encuentra la clase media, la pequeña burguesía, que sobrevive en la contradicción de ser carne de trabajador y espíritu de oligarca. Sienten la necesidad de construir el mundo de la vida que la esperanza anuncia, pero el terror de avanzar por el mar del futuro la atrapa en laberintos teóricos. Una parte de su ser los invita a volar, y otra los condena a permanecer anclados en el pasado del que son guardianes.
Por supuesto que estas contradicciones están presentes en la Revolución Bolivariana , y es importante conocerlas para entender el comportamiento de las corrientes políticas. Es suficiente oler a nuestro alrededor para detectarlas.
¿Cuál, sino la contradicción del oligarca, motiva la angustia de Ravell, Cisneros y Granier?
¿Cuál, sino la contradicción del revolucionario, rasgó el alma de los combatientes del 4F , o los últimos días de Fabricio, cuál, sino esta angustia, fue la pasión de Bolívar?
¿Cuál, sino la contradicción del pequeño burgués, motiva a los que hoy se baten entre la necesidad de avanzar en la construcción del Socialismo, y el terror de hacerlo? ¿De dónde, sino es de allí, surgen tantas teorías distraccionistas del camino, tanta falsificación, tanta producción de justificaciones?
¿Qué otra cosa es decir que entre el capitalismo y el Socialismo no hay contradicción, sino un buscar calmantes para la angustia interior? ¿Qué otra cosa es postular un híbrido entre capitalismo y Socialismo cómo meta de nuestro Socialismo?
La contradicción de la pequeña burguesía les impide avanzar, construir teoría para el futuro, al contrario, elaboran atajos hacia la restauración.
Las propuestas de la pequeña burguesía no son posibles, la historia así lo dicta, con sus vacilaciones y ambigüedades sólo consigue lubricar la arremetida del desespero fascista.
La Revolución debe resolver las ilusiones pequeño burguesas de la única manera que es posible, debe desechar los espejismos de una convivencia con la oligarquía y con el imperio. Esas contradicciones son suicidas, lo que harán es llevarnos al fascismo. No hay más opción que el Socialismo auténtico.
¡Con Chávez resteaos!

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