La fuerza de la Revolución, lo trascendente, es que ha logrado agrietar la hegemonía cultural y psíquica del sistema de dominación oligarburgués, y trabaja en el establecimiento de una cultura, de una relación de los hombres que la supera en humanismo y naturalismo.
La fortaleza de la Revolución reside en el impulso de esta cultura, los éxitos verdaderos son los obtenidos en el ámbito de esta nueva cultura. Este es el centro de la batalla entre la oligarburguesía y la Patria , es allí donde se decide el futuro, y es allí donde la Revolución se hace invencible. La batalla es, en definitiva, entre el egoísmo y el altruismo.
El egoísmo es la base del capitalismo, es insaciable en la búsqueda infructuosa de compensación material de necesidades artificiales, de un consumo sin fin. Es esencia del capitalismo, no tiene manera de controlarlo, de él depende para acumular capital, si deja de acumular perece. La demencia de la producción y el consumo, propia del sistema capitalista, crea una cultura del egoísmo, una guerra de todos contra todos, un desasosiego del humano siempre insatisfecho, que oscila entre el tener y el miedo a perder lo ya conquistado, y la agonía de necesidades que se suceden con tal velocidad que imposibilita la satisfacción.
La fuerza de la Revolución es el ofrecimiento, la anunciación de la buena nueva de un mundo donde el hombre pueda vivir sin la angustia del futuro incierto, la conclusión de la sociedad de náufragos que hoy somos, y el advenimiento de una sociedad que nos quiera, donde el amor sea la norma y nadie esté desprotegido, donde el bien de todos sea el bien de cada uno. Su fuerza está en conseguir el buen vivir en el mundo del amor y el espíritu. Que la energía social que aparece en momentos estelares de la historia se haga cotidiana.
La fuerza de la Revolución es el ofrecimiento de ese mundo y los pasos en su construcción, es mantener abierta la posibilidad de avanzar en ese camino, y es el avance hasta ahora logrado. Son las muestras de amor hacia los humildes y los intentos de satisfacer sus necesidades materiales naturales.
Estamos en medio de una batalla electoral, debemos tomar en cuenta nuestras fortalezas y las debilidades del campo fascista. Ellos no pueden ofrecer el cambio de la sociedad capitalista, incapaz de hacer feliz al humano, ellos sólo pueden ofrecer espejismos, promesas imposibles de cumplir, contradicciones, y el mismo desprecio de siempre por la vida, por los humildes. Podrán prometer más cosas materiales, y habrá algunos incautos que les crean, pero no pueden prometer una nueva relación entre los humanos, no pueden ofrecer amor, porque nos recordaríamos del odio que ellos demostraron en el asedio de la Embajada Cubana , veríamos a capriles dirigiendo al ku kux klan que pedía linchar al vicepresidente Diosdado, y nos recordaríamos de Libia, Irak, y sabríamos que son parte del más cruel antihumanismo.
¡Con Chávez siempre!
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