Con este auge del polo patriótico han surgido, no podía ser de otra manera, una serie de posiciones antipartido. Al PSUV le endosan todos los vicios y se califica el polo como la panacea política al fin encontrada. El asunto merece atención, si se trata a la ligera puede llevar al naufragio del polo y del partido.
Lo primero que debemos decir es que el PSUV no es un partido extraterrestre, tiene los vicios de este medio, de estas circunstancias. Los errores, extravíos y sectarismos que se le imputan al PSUV, surgen de su formación en medio de una feroz lucha de clases. El polo se forma en estas mismas circunstancias, se deduce que no por cambiar de actores, resolveremos los problemas que surgen de una lucha entre diferentes ideologías.
La ideología es el origen de los males y debe ser el objetivo de la corrección, de la rectificación. No podemos errar las causas, salir a perseguir fantasmas, endilgarle las fallas a un partido que, con todos sus males, es hijo de las circunstancias de la Revolución. Toda esta tolvanera alrededor del polo y del partido esconde el verdadero problema: se agotó la ideología pequeño burguesa en sus varias versiones, y es necesario sustituirla.
Esta ideología que fracasó aprovecha la formación del polo para remozarse y aparecer de nuevo, ya lo hizo cuando perdimos la reforma, llevándonos por el camino anarcoide, fragmentador. Ahora aparecen como salvadores, con sus lanzas en ristre dispuestos a espetar a los "malucos del partido" que no los dejaron expresarse. ¡Mentiras! El nivel político, la desviación anarcoide, no permitía entender que había que luchar al lado del partido, que organización política y movimiento social deben ir unidos, complementarse. De los males que hoy padecemos todos tenemos culpa, los peligros que el partido afronta, también los sufrirá el polo.
El partido debe mejorar, tiene fallas, es cierto, pero cuidado con destruirlo, bajarle la moral, estigmatizarlo, eso sería fatal. Ya por allí algunos analistas decretaron la muerte del PSUV, apresurados mostraron sus intenciones anarcoides.
Es necesario precisar que el partido, la vanguardia política, tiene unas funciones, y el polo, los movimientos sociales, otras. No puede haber polo fuerte sin partido fuerte, y no habrá partido fuerte sin movimientos sociales integrados.
Los partidos le dan al polo su sentido político, integran esa diversidad de intereses y expectativas, le dan sentido social a las parcialidades. El polo agrupa todas las inquietudes sociales antes dispersas, y las transforma en una fuerte corriente política, que entiende que los intereses fragmentados sólo se colmarán si se hacen políticos, se unen, mientras se mantengan aislados, parcelados, no lesionarán al sistema capitalista que les impide realizarse.
Debemos tener claro que cada acción revolucionaria se convierte en escenario de feroz lucha ideológica, las ideologías pugnan por darle su orientación, muchas veces triunfa la ideología pequeño burguesa y hace que la Revolución patine en círculos. La formación del polo es también territorio de confrontación ideológica.
¡Irreverencia y Lealtad con Chávez!
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