El capitalismo es una relación económica, una espiritualidad, cultura, leyes, etc. Ninguno de estos factores caminan aislados, todos se influyen, se complementan, se potencian mutuamente… Es un sistema.
Quiere decir, un avance capitalista en las relaciones económicas traerá, tarde o temprano, un avance en la espiritualidad, un avance en la cultura capitalista.
Se desprende que no es posible pretender una cultura socialista y una economía capitalista, o unas leyes socialistas y una espiritualidad capitalista. Esto es muy importante comprenderlo en las Revoluciones, para no caer en lo que el Che llamaba usar las armas melladas del capitalismo para construir el Socialismo.
Significa que un estímulo a las formas capitalistas es un alto riesgo que tendrá repercusión en todos los demás aspectos de la vida social, es un peligro que se debe considerar con mucho cuidado. Así, cuando algunos funcionarios celebran las bondades del crecimiento capitalista, de las alianzas con los capitalistas, le están haciendo un inmenso daño a la causa socialista, daño que pagará la Revolución en pérdida de apoyo y envalentonamiento oligarca.
Lo anterior toma niveles de extrema gravedad cuando el imperio nos considera un objetivo prioritario, es en estas condiciones cuando la masa debe estar más cohesionada alrededor del Socialismo, de Chávez, de la Revolución. No hay lugar para las ambigüedades, las confusiones.
Es claro que en ocasiones es necesario hacer concesiones al capitalismo, pero éstas siempre deben ser tácticas, nunca promocionarlas como la estrategia del Socialismo siglo XXI, siempre explicarlas claramente, dejar establecido que no las consideramos un avance, sino una necesidad.
El cerco sobre la Revolución se cierra con el paso de los días. El Comandante, en reciente conversación, denuncia que la derecha susurra a militares activos, que preparan una respuesta a la inminente derrota oligarca en las próximas elecciones. La derecha hace de las elecciones un punto de quiebre: si ganan, será una ruptura, pero si no ganan, será la señal para el desenlace del golpe que desde hoy preparan. Las órdenes del imperio son claras, en 12 meses debe resolverse el problema de Chávez, ni un día más, ni una hora menos.
Dentro del imperio capitalista mundial, conmocionado por una crisis tremenda, bulle un reacomodo. Los diferentes intereses capitalistas pugnan por posesionarse de la energía, saben que quien tenga la energía tendrá al mundo. Los gringos no pueden permitir que China vampirice el petróleo de su “patio trasero”.
Es en este paisaje político nacional e internacional que debemos considerar las medidas económicas y las declaraciones de altos funcionarios que afecten la formación de conciencia revolucionaria, necesaria para resistir el embate oligarca, para defender a la Revolución.
Lo que decimos no es una ficción, las señales son nítidas, al cuadro político nacional, se une la experiencia internacional. Allí está Libia, arrasada por más de veinte mil incursiones de bombardeo y por el bestial asesinato de su líder. Libia, junto a Irak, las amenazas a Irán y a Venezuela, forman parte del reacomodo.
¡Con Chávez defenderemos la Patria!
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