Es evidente que el imperio capitalista prepara agresión en contra de la Patria, o mejor, ya la desarrolla, está en la fase de ataque psicológico. La acusación contra Bernal, Clíver, Amílcar, Ramón Madriz, es parte de la injuria.
Los plumíferos lacayos hablan de intervención sin mayores recatos, también amenazan con campos de concentración extranjeros para los bolivarianos.
Defendernos de la agresión imperial es un mandato patriótico que no necesita mayores argumentos. Sin embargo, es necesario reafirmar que no se trata sólo de un sentimiento en el aire, sin mayores relaciones con la vida cotidiana.
La intervención del imperio no significa el mero cambio del Gobierno Bolivariano por un gobierno de la mesa de la derecha, y listo, las cosas seguirían más o menos igual. No es así, la intervención gringa significa un cambio radical en las condiciones de vida. Veamos.
Los gringos quieren imponer un gobierno colonial para poder desarrollar sus planes. Lo primero es que nos gobernarán desde la Casa Blanca, y de acuerdo a sus intereses, éste es el fondo del asunto.
Los gringos impondrán el capitalismo, para eso desmontarán lo que hemos avanzado en lo material y sobre todo en lo espiritual.
Privatizarán todo: el agua, la electricidad, la educación, la salud, la seguridad, la alimentación, etc. Esto significa que quién no tenga dinero no tiene derecho a la vida, queda excluido, quién no tenga capacidad de consumir no existe.
PDVSA pasará a ser una caricatura, allí se acabarán las contrataciones colectivas y los sindicatos, todo será tercerizado, las nóminas reducidas, los beneficios anulados, las empresas militarizadas, las protestas serán delito.
Volverá el gas lacrimógeno como instrumento de negociación. Los desaparecidos y los luchadores sociales serán delincuentes. Las calles se poblarán de excluidos, el delito alcanzará niveles de crimen organizado.
Este tétrico cuadro no es imaginación febril, es lo que hace el imperio con los países de la periferia, los exprime. Siempre ha sido así, los imperios mantienen sus privilegios a costa de la miseria material y espiritual de las colonias.
Este es el rostro del fascismo, y será el futuro si no tomamos conciencia de lo valioso que tenemos, de lo grande que somos, porque un pueblo con esperanza y dueño de su destino es grande, puede cambiar lo que debe ser cambiado, puede mejorar. En contraste, un pueblo colonizado está destinado a la sumisión.
La Revolución debe relacionar la amenaza imperial con la vida cotidiana del pueblo humilde, entender que luchar contra el imperio es luchar por la Patria, por lo que somos: herederos de una tradición, de una epopeya histórica que asombra al mundo. Pero también es luchar por lo que ya hemos construido, por lo que tenemos y por lo que somos.
El imperio invasor intenta engañar al pueblo, a los patriotas, para eso usa a sus agentes de la mesa de la unidad, estado mayor de la intervención, quienes ya reconocen abiertamente su condición de apátridas. Pretenden crear excusas para que entreguemos la Patria.
¡Con Chávez habrá Patria, la defenderemos, no hay excusas!
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo. La revolución es perfectible sólo y sí sus diregentes comprenden dónde están las fallas. La defensa de la misma, el temor a perderla también produce un efecto de avestruz o de huida hacia adelante. Convicción, honestidad son verdaderos valores revolucionarios que se ponen a prueba hoy más que ayer.
VIVA CHÁVEZ!!!
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