4.8.11

­LOS TIEMPOS QUE VIVIMOS (Jueves 04-08-2011)

La política revolucionaria debe girar alrededor de la realidad, de ella nutrirse, al tiempo que debe catalizar los grandes cambios.

Ir sólo al ritmo de la realidad es oportunismo, que no modifica nada, es actuar como una veleta llevada por el soplo de las encuestas.

Crear mundos ficticios, preñados de deseos, alejados de las señales de la vida, es, en el mejor de los casos, ingenuidad, tan respetable cuanto inútil.

Las Revoluciones son una audaz lucha contra el pasado de milenios, necesitan una lectura precisa de la realidad, de sus señales, conocer al enemigo y conocerse. Sólo así podrá nutrirse de los tiempos y "cambiar todo lo que debe ser cambiado." Procedamos.

Aquí hay una evidente turbulencia en el plano político: las fuerzas contrarrevolucionarias enseñan los colmillos de la conspiración. Todos los días los susurros a los militares ocupan lugar privilegiado en la prensa, la construcción de una "transición", que es el nuevo nombre del golpe, es tarea que cumplen afanosos. Para muestra, tres botones.

Primero, las declaraciones de guaicaipuro lameda:

…"el general Lameda no pierde de vista la situación del país y la vida dentro de los cuarteles. Por ese análisis afirma que "la ansiedad que se vive en el país por la salud del Presidente se siente también en la Fuerza Armada, que es una réplica del país. La ansiedad en la Fuerza Armada y en los mandos militares por la situación política, el futuro del país y la salud de Chávez, si podrá o no gobernar, puede generar conspiraciones".

Más claro imposible. Con las seguridades del caso, desliza el llamado al golpe. Recordemos que este general, junto al inefable pablo medina, participó activamente en el golpe de abril.

Segundo, las declaraciones del general rivero aparecidas en El Nacional del domingo 31. Rivero y su entrevistador difunden con sutileza el pensamiento golpista. Hablan de “fuerza invasora”, de la necesidad de salir de Chávez, de su juzgamiento y su condena.

Tercero, la Asociación de Rectores publica el mismo domingo, en el mismo periódico, una convocatoria a nombre de las "universidades democráticas", que es un provocador y explícito llamado a construir un proyecto que sustente el golpe. Ese sería el aporte de la intelectualidad oligarca.

Los endógenos aprovechan, y jalan para el centro que debilita: se cuelan por cualquier rendija para desdibujar a la Revolución y convertirla en un híbrido capital-socialismo que, necesariamente, terminará en capitalismo salvaje, el único que hay: voraz, inhumano, depredador de la vida.

En el moderar del rojo, ven debilidad. Aprovechan para pasar sus tesis de Liberación Nacional, que abre las puertas a la burguesía lacaya. Y otros remozan el cuestionamiento al hiperliderazgo.

A la vinotinto, un asunto deportivo, lo intentan homologar con una convivencia política y económica que sólo ocurre en sus ficciones.

Las señales de la realidad son claras: el Socialismo, la Revolución, sufre un cerco para debilitarla y darle un zarpazo. Es deber de los revolucionarios defenderla, primero ganando la batalla ideológica.

¡Sin Chávez no hay Socialismo, Sin Socialismo no hay Chávez!

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