Un error de los revolucionarios es confundir oligarcas con oligarquía.
La oligarquía (la burguesía) es una clase social del sistema capitalista, ubicada en esas relaciones, producto de esas relaciones. Es decir, mientras permanezcan estas relaciones, habrá oligarcas, habrá burgueses.
Los oligarcas son meras personificaciones, representantes, de estos intereses y estas relaciones de clase. O como dicen los clásicos “criaturas de esas relaciones”.
Por tanto, individuo y relaciones de clase no pueden confundirse, hacerlo es labrar fracasos costosos. Veamos.
El 23 de enero de 1958 después del derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez, se abrió una oportunidad para la Revolución , infelizmente la dirección de aquel momento no entendió, no supo diferenciar, individuo oligarca, de clase oligarca. Se contentó con salir de algunos burgueses de aquella época, de mandarlos al exilio, pero dejó intactas las relaciones sociales y económicas que sustentaban a la oligarquía, ésta rápidamente pudo estabilizar su dominio, recomponerlo, y el país entró en casi medio siglo de oscuridad, de deterioro social.
Fabricio Ojeda retrata bien el drama de esa dirigencia honesta y Revolucionaria, cuando pocos años más tarde, en carta de Renuncia al Congreso escribe: “El 23 de Enero lo confesamos a manera autocritica y creadora, nada pasó en Venezuela a no ser un cambio de hombres.” Ellos sin percatarse estaban luchando contra los oligarcas y no contra la oligarquía, no contra el sistema que les da origen, y vieron con espanto como la oligarquía tomaba de nuevo el control de la sociedad.
Fabricio se fue a las montañas a tratar de enmendar el error del 23 de enero, cambió “la comodidad del curul por la miasma del campamento” en un intento de retomar el rumbo perdido. El resto es historia conocida, el error aún lo sufre esta sociedad.
Como dice el Comandante Chávez citando a Víctor Hugo: “creíamos haber cambiado al mundo, pero no cambiamos las costumbres, el molino ya no estaba pero el viento que lo movía seguía soplando.”
De similar manera pasa con la clase obrera, sus luchas no son individuales por liberar a un obrero, ni siquiera por liberar a grupos, eso no es posible, por ese camino lo mejor que se obtendría es un beneficio efímero para esa fracción, beneficio que rápidamente se disolvería. Las luchas de la clase obrera son por la sustitución de las relaciones capitalistas que la esclavizan, liberándose ella y simultáneamente liberando a toda la sociedad, fundando un nuevo mundo y un hombre nuevo.
Está claro que la lucha profunda de una Revolución es por la sustitución de las relaciones sociales y económicas propias del capitalismo, es una lucha contra el sistema, es una batalla contra las relaciones que sustentan a la burguesía y por la implantación de relaciones socialistas.
Confinar la lucha sólo a las personas, no ubicarla en las clases y sus relaciones, es disipar la inmensa energía transformadora de la Revolución , es desperdiciar la oportunidad histórica de construir una esperanza para la Humanidad condenada por el capitalismo.
¡Chávez es Cristianismo, Socialismo!
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