La cúpula, el sanedrín de la iglesia, agrede a la Revolución con descaro. El ataque forma parte de un plan que entra en su última fase, preludio de la violencia.
El ataque repite las características de la ofensiva contra la Reforma del 2007. El énfasis lo colocan en la activación de temores anclados en el inconciente. Se difunden supuestos peligros a la propiedad, se exacerban miedos irracionales que se engarzan con terrores infantiles: antes era el coco, el monstruo del closet, ahora es el ¡comunismo! Intentan estimular rechazos, y que los humildes le den la espalda a su redención.
Esta tarea se la dejan a la cúpula católica, ellos son expertos en el uso del miedo como instrumento de dominación. Han medrado durante milenios amenazando con el infierno, con excomuniones, con la inquisición, así han servido de blindaje a monarquías y tiranías. La expansión de Europa cabalgó sobre la cruz de los colonizadores.
Han abandonado las enseñanzas de Cristo, se apartaron del comportamiento de los cristianos primitivos, de San Francisco, de Frei Beto, del obispo Helder Cámara, que dijo: “Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron comunista”.
Por supuesto, la cúpula no actúa aisladamente, forma parte de un plan que se despliega con la precisión de tallador de diamante.
La ofensiva se desarrolla según el manual gringo para desestabilización de gobiernos. En el plan cada uno tiene su papel: la iglesia crea miedo, ya se destapó como un partido político con sotana, ochoa antich y el renegado carlos blanco son abanderados del susurro militar, borges debe sembrar el país de mentiras y manipulaciones, afincarse en los valores egoístas, peña esclusa, el terrorismo, teodoro cumple el triste papel de ser ariete en el ataque a Cuba Socialista. Todos tienen la misión de atacar a personalidades, desprestigiar a PDVSA para desquiciar la economía, sembrar desconfianza.
La respuesta a esta ofensiva debe ser muy dura, organizada, pensada. Nos enfrentamos a un peligro similar al golpe de abril o al sabotaje de diciembre. Aquí es propicio recordar las palabras de Winston Churchill, el gran jefe de Inglaterra en la guerra contra la Alemania de Hitler, decía refiriéndose a esa contienda mundial: “La debilidad de los virtuosos contribuyó al fortalecimiento de los malvados.”
Fue así, la debilidad de Europa frente al peligro nazista, le permitió a la bestia alemana crecer, fortalecerse y producir la Segunda Guerra Mundial.
Nosotros debemos aprender de esta enseñanza y preparar una respuesta dura a la ofensiva que hoy padecemos. Ante todo debemos blindar a la Revolución ideológicamente, es necesario entender que el fracaso de una Revolución viene precedido, necesariamente, por un fracaso en la ideología, por extravíos teóricos. Una Revolución robusta en lo ideológico es invencible.
Es necesario fortalecer a la Revolución espiritualmente, soportarla en la pasión, dotar al pueblo de razones sagradas por la cuales luchar. Sólo así aplastaremos el plan fascista del que la cúpula es sólo una pieza.
¡Chávez es Cristianismo, Socialismo!
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