Llegaron las lluvias, el Guri subió el nivel, se aleja el temido colapso, pasó el susto. ¿Ahora qué hacemos? La respuesta determinará en gran medida el rumbo de la Revolución. Veamos.
Podemos volver a la llamada “normalidad” seguir consumiendo, olvidarnos del percance. Los escuálidos se entristecerán porque perdieron una bandera para desarrollar su ofensiva. Nosotros respiraremos tranquilos porque superamos la emergencia.
Al cabo de algunos meses volverá la realidad a tocar la puerta, vendrá necesariamente otra crisis producto del deterioro ecológico, y nos encontrará desprevenidos, con una sociedad incapaz de sacrificio, sin conciencia de la grave crisis que atraviesa la Humanidad, desprotegida, débil.
Entonces buscará culpables de su desdicha, buscará quien le prometa placidez, y así seguiremos el camino al infierno que nos propone el capitalismo.
O podemos, en condiciones óptimas, sin la presión de la crisis, profundizar la concientización, el Razonamiento de los problemas que confronta el mundo producto de la voracidad capitalista. Sembrar conciencia ecológica, alertar el camino a la extinción que llevamos por el uso antinatural de la tecnología capitalista, que se selecciona de acuerdo al rendimiento, al capital, que no tiene consideración con la naturaleza. Hoy la tecnología tomó partido por el capital suicida y cada día más se enfrenta a la naturaleza, la devasta.
Sobre esa explicación y elevación de la conciencia asentar un ahorro de energía, un coto al consumismo, modificar las necesidades y la manera como las satisfacemos, fundar una nueva visión, un mundo viable.
Si optamos por volver al pasado, olvidar la advertencia de la naturaleza, si regresamos el destino de la Humanidad estará sellado, será extinción, por tanto, es necesario entender que la humanidad supera la visión capitalista de la vida, o perece. Ese es el principal reto de esta Revolución.
La Revolución debe siempre decir la verdad, es necesario divulgar nuestra posición en Copenhague, cuando junto a Bolivia denunciamos el peligro de extinción de la especie humana y de la vida. Ahora las amenazas en lugar de aminorar aumentan aceleradamente, basta mencionar el desastre ecológico del Golfo de México que aún no cesa y amenaza con destrozar las condiciones para la vida en todo el Caribe.
Debemos alertar a nuestra sociedad de la catástrofe que ya empezamos a padecer, el clima descontrolado es el primer aviso. La extinción de especies es premonición de nuestro futuro. Ya existen países que prevén los daños que sufrirán por las inundaciones marítimas. Algunos desaparecerán.
Debemos decirle a nuestra sociedad que la única manera de tener esperanza de sobrevivir a la debacle es siendo un pueblo capaz de modificar sus necesidades, hacerlas naturales, sólo de esta manera podremos enfrentar los cambios que la naturaleza nos impondrá.
Los estudios ya están hechos: sólo pueblos que regresen a la agricultura natural, sin fertilizantes que matan el suelo, que se transporten sin gasto de energía fósil, que resuelvan sus problemas en conjunto, vale decir, sólo las sociedades socialistas tendrán posibilidades de sobrevivir…
O Razonamos o el Racionamiento no los impondrá la naturaleza.
¡Sin Chávez no hay Socialismo!
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