Las elecciones oligarcas, lo que allí se elige y cómo se elige, son una gran operación de adormecimiento de los pueblos. Recordemos cómo consiguió la IV república mantenerse durante casi medio siglo. No bien había terminado unas elecciones, ya estaba abierto el nuevo carnaval electoral, pululaban los candidatos y las pugnas entre ellos ocupaban el centro de la lucha política.
Es un sistema que fragmenta a candidatos y a electores, los confina a su egoísta individualidad, cada uno forcejea de manera mezquina en cada una de las etapas del proceso. Y al final la sociedad manifiesta su voluntad también de manera aislada, individual. Este tipo de elecciones oligarcas son el método más eficaz para la permanencia de la dominación burguesa. Veamos.
La Revolución lo ha heredado como sistema, como filosofía y sin dudas, está haciendo su labor de saboteo del avance del proceso. Distrae de mil maneras del camino de la construcción de una Conciencia Socialista, y nos desintegra. Evita la movilización de las masas en torno a objetivos políticos importantes. Nos sumerge en nosotros mismos.
Así vamos ganando elecciones y simultáneamente nos vamos desgastando, minando, porque en cada elección se va elevando el espíritu egoísta, que es base del capitalismo que combatimos. Es necesario entonces cambiar la manera de elegir.
En las elecciones parlamentarias debemos arrasar, de ese éxito depende el destino del país. Si Chávez sale débil de estas elecciones el oligarca se nos vendrá encima. Pero debemos ganar sin descuidar la movilización popular alrededor de objetivos políticos o, con más precisión, la movilización política nos educará socialistas y triunfadores.
Si Chávez sale fortalecido, sin dudas, se abren posibilidades socialistas como nunca hubo en el continente. Podremos avanzar corrigiendo entuertos, apretando el paso. Una de las tareas impostergables es fundar una nueva manera de elegir organismos nuevos.
La parsimonia del voto debe ser sustituida por el voto militante, el voto movilizado, responsable, social. La movilización debe ocupar un lugar estelar en la manifestación de la voluntad popular.
Pueblo movilizado, se aprende, se reconoce fuerte, se encuentra en la acción, y así talla la fraternidad del combate.
La necesidad del cambio que proponemos no son ataques al parlamento, al contrario, son construcción y defensa del Socialismo. Sin ellos el proceso, independientemente de la voluntad de los revolucionarios, irá desgastándose en la lógica oligarca, y al final habremos creado a los verdugos del sueño.
Sólo un pueblo organizado, movilizado, en la calle, apoyando los cambios socialistas, al lado del Comandante Chávez, podrá derrotar los extravíos del camino y fortalecer la ruta Socialista. En contraste, un pueblo disperso, adormitado por el opio electoral, será espectador y protagonista de su derrota.
Hoy tenemos motivos para movilizarnos: Chávez y el Gobierno Revolucionario son atacados de forma alevosa por la oligarquía internacional y la respuesta sólo es de algunos altos dirigentes del gobierno, la masa permanece ausente, y el partido elige candidatos…
¡Chávez es Socialismo!
¡Pueblo organizado y movilizado es Socialismo!
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