La existencia del humano lo modela. Como una sociedad se gane la vida, como sea la calidad de su existencia, así será su espiritualidad. De allí que es importante en una Revolución los cambios en la existencia, al hacerlos, creamos las condiciones para el Hombre Nuevo Revolucionario.
Lo anterior, verdad siempre, lo es más en una sociedad con poco desarrollo de las fuerzas productivas, y además rentista, como es Venezuela. Aquí las tareas de los cambios revolucionarios deben encararse con gran rigor. Veamos.
Uno de los objetivos fundamentales de la Revolución es crear economía, existencia que sustente el rescate del sentido de pertenencia a la sociedad. Es decir, economía en la que el hombre se gane la vida socialmente, trabajando para la sociedad, y que la sociedad se encargue de retribuirle el trabajo cubriendo sus necesidades.
El sentido de pertenencia a la sociedad, el convencimiento de que sólo se puede realizar la individualidad plena dentro de la sociedad, de que la suerte de la sociedad será la suerte de cada uno de sus individuos, sólo es posible adquirirlo dentro de esta existencia, entrelazado con esta economía. Ese es el núcleo del Socialismo. Es impensable el Socialismo sin la hegemonía de esta economía, de esta existencia.
La Revolución está obligada a construir esta economía Social y esta Conciencia Social. No es un capricho: si no lo hace su destino será el fracaso.
La interdependencia entre las relaciones económicas y la espiritualidad se estrechan durante los períodos de turbulencia social como los que vivimos ahora en Venezuela. En esos momentos, un cambio en las relaciones económicas repercute en la espiritualidad casi inmediatamente, a veces con sólo anunciarlo.
Un acto con los obreros en la calle donde se reafirme la unidad obrera, la condición social de su trabajo, se hable del comportamiento altruista, del Trabajo Voluntario, subirá las simpatías de la masa hacia el proceso de manera inmediata.
La socialización de unas fábricas produce el mismo efecto, y si se socializa toda la línea productiva, desde la materia prima hasta la distribución, estableciendo una relación entre esas unidades de intercambio de necesidades y no de mercancías, el impacto sobre la espiritualidad será inmenso.
Del mismo modo, un acto que anuncia la cooperación con el sector capitalista, confunde y baja las adhesiones de manera directa. Si se estimula la producción capitalista, el impacto negativo sobre la espiritualidad revolucionaria será mayor.
De allí que los cambios que el Gobierno Revolucionario haga en la economía, deben ser analizados, no sólo como un asunto meramente económico, de números, sino que deben ser vistos a través del impacto espiritual en la masa bolivariana.
La clase obrera organizada, encontrada con su ideología, fortalecida en la práctica de las empresas de Propiedad Social administradas por el Estado Nacional, deben con su ejemplo y con su acción, situarse a la vanguardia de la construcción del Socialismo, de la Existencia Socialista. Tienen en el Trabajo Voluntario el instrumento para reflejarse en toda la sociedad.
¡Chávez es Socialismo!
¡Criticar es amar!
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