9.12.09

EN EL HOMBRE NUEVO, CREEMOS

El episodio de los bancos intervenidos por el Gobierno Revolucionario es excusa para que los escépticos, descreídos del humano, hagan fiesta y lancen a los cuatro vientos su pesimismo y mediocridad. Dicen: “el hombre es malo”, “ambicioso por naturaleza”, “no hay salida”, “el hombre es una pasión inútil.” Invocan como prueba la ambición y la actitud antisocial de los banqueros.
La posición de los antihumanos merece ser repelida. Veamos.
La condición humana está dada por las relaciones sociales, siendo así, este humano que hoy conocemos es hijo de las relaciones sociales propias de un sistema basado en la apropiación del trabajo ajeno, de la vida ajena. Es producto del capitalismo. Es un sistema signado por la competencia, que transforma todo en mercancía, donde el dinero acumulado es garantía de poder de compra, es una fuerza perversa que otorga la capacidad de obtener lo que no se necesita ni se puede usar. Es la avaricia.
Este sistema se basa en la compra y venta de todo, hasta de la vida humana, en él el que más puede comprar es más poderoso.
Es un sistema que valoriza ese poder aún a costa de producir infelicidad para la sociedad, donde la ostentación es signo de fuerza, cuando debía ser señal de estupidez.
En un sistema así, surgen los banqueros, los que acumulan con la legalidad que ellos mismos construyen, y los que rompen esa legalidad, todos regidos por la misma ambición, cumpliendo la misma lógica.
Llegará el día en que la humanidad se asombre de la existencia de banqueros, de comerciantes, de la misma manera que hoy nos asombramos de la existencia de vendedores de esclavos, de la trata de negros.
El episodio de los banqueros descubiertos como ambiciosos, antisociales, “ilegales”, de la legalidad que protege a los otros, es un episodio propio de la ética capitalista, nace de las entrañas del sistema capitalista, he allí la base de la condición humana de estos “acumuladores” de la riqueza que pertenece a la sociedad.
Estamos en presencia de un evento de la lucha feroz que se establece en toda Revolución entre el Hombre Nuevo y el hombre nacido del capitalismo.
Nosotros creemos en el Hombre Nuevo, en su posibilidad, en su consolidación en un mundo donde el acumular capacidad de compra de mercancía no tenga sentido, ni sea posible, donde la ostentación sea una conducta antisocial, y el apropiarse del trabajo ajeno un delito.
Este es, debe, tiene que ser, el objetivo central de la Revolución, crear condiciones para que aparezca el Hombre Nuevo: un humano realizado en el ser y no en el tener, que rescate su condición social, deje de ser un náufrago, un egoísta, indigente espiritual y material.
La estafa que hoy presenciamos es una característica principal del capitalismo, sólo suplantando su cultura, valores, sus relaciones económicas, conseguiremos la formación del Hombre Nuevo, salvar a la Humanidad.
¡Chávez es Socialismo!
¡El Nobel para Fidel y los Cinco!
¡Irreverencia en la Discusión , Lealtad en la Acción !

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