Mañana seremos lo que hoy hagamos, esta afirmación parece no necesitar mayores argumentaciones. Es verdad para los individuos, los gobiernos y para los pueblos.
La Revolución Bolivariana, que se encuentra en una encrucijada definitoria, debe considerar la anterior afirmación. Veamos.
Lo que hoy hagamos repercutirá en la conciencia de la sociedad desde dos vertientes. Una, definirá nuestra coherencia entre el discurso y la práctica. Y dos, construirá una existencia, establecerá unas relaciones entre nosotros que determinarán una conciencia.
Y seremos mañana la conciencia que hoy fragüemos. El pueblo reaccionará de acuerdo a esa conciencia. Estudiemos el asunto.
Si al discurso socialista no lo diferenciamos del discurso capitalista, si en la práctica estimulamos el capitalismo, entonces la sociedad percibirá una incoherencia entre discurso y realidad, y esa incoherencia rápidamente dará paso a pérdida de apoyo y credibilidad de la Revolución.
Además, al construir una existencia capitalista, esto es, basada en el egoísmo, en la competencia, en la guerra de todos contra todos, estaremos consolidando una sociedad que perderá el sentimiento altruista necesario para asimilar el mensaje socialista. En ese caso, será fácil presa del mensaje oligarca, se moverá por lo inmediato, lo mezquino, en resumen, perderá la grandeza que transforma.
Los desposeídos se convertirán en apoyo de sus verdugos, el hombre nuevo será execrado, crucificado.
Lo anterior no son lucubraciones, es una simple lectura de la historia. Veamos.
El campo socialista cometió la torpeza de usar las armas melladas del capitalismo para ir al Socialismo y construyó una sociedad con un alto contenido de capitalismo, de egoísmo, y la conducta que de allí surgió derrumbó el hermoso ensayo de construir lo nuevo.
Cuba, guiada por el Che y Fidel, supo intentar una nueva relación, experimentó el Sistema Presupuestario de Financiamiento: una organización económica heredera directa del espíritu del Cuartel Moncada y de la Sierra Maestra, que prestigia la Conciencia del Deber Social, la formación del hombre nuevo.
Y esa audacia teórica, ese inventar montado en los hombros de los grandes pensadores, les permitió seguir a pesar de la caída del campo socialista. Así Cuba pudo salvar al Socialismo Sanador para la humanidad, construirse faro.
La Revolución Bolivariana, en esta encrucijada, debe construir su economía, basarla en el altruismo del 4 de febrero y Abril, darle base material al amor que ese día se derramó sobre la sociedad, y que aún hoy es temblor que guía.
Debemos tomar las enseñanzas de Cuba, adaptarlas a nuestra realidad, impedir que la economía nuestra sea copada por el capitalismo, o por falsas formas socialistas que usan las armas melladas del capitalismo.
Es necesario construir una economía, una Zona Socialista donde las relaciones económicas y humanas sean fraternas. Y desde allí expandir la buena nueva socialista, la práctica socialista. Sólo así seremos capaces de derrotar las proposiciones de retorno al pasado, capaces de construir el Socialismo.
La Revolución está en peligro, el capitalismo se impone sobre el Socialismo que duda.
¡Chávez es Socialismo!
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