14.2.09

EL BESO DE JUDAS

Siempre que la Revolución tiene posibilidad de avanzar, se presentan los conciliadores de lado y lado y distraen los cambios. Esta parece ser una ley de las Revoluciones pacíficas.
Las revoluciones pacíficas atraviesan un período, en el caso nuestro dura ya diez años, que se caracteriza por la necesaria cohabitación entre los sectores de la Revolución y los de la oligarquía, todos bajo la hegemonía de la institucionalidad y las leyes oligarcas. Son unas condiciones inéditas y muy difíciles.
En esta situación la conquista de la Conciencia del Deber Social, que es indispensable para consolidar al Socialismo, adquiere especiales rasgos.
Convivimos con los medios de deformación oligarcas, son instrumentos formidables de ataque en contra de la Revolución, difunden valores capitalistas, el egoísmo que corroe las bases morales de la Revolución, dificultan la organización y la comprensión de las tareas y de las adversidades, intentan fragmentarnos. Se amparan en las leyes que heredamos del pasado.
Conviven entre nosotros los agentes del gobierno gringo que nos amenaza, que no acepta nuestra intención de ser un pueblo dueño de sus riquezas y de su destino, solidario con sus hermanos del continente, y constructor de un nuevo mundo donde las relaciones humanas no sean una guerra de todos contra todos, al contrario, que sean unas relaciones basadas en la fraternidad y el amor. Esos agentes se amparan en las leyes que heredamos para conspirar, dan la dañina sensación de impunidad. Todas estas son dificultades tremendas.
Pero la mayor dificultad es la incomprensión de la Revolución para establecer con estos sectores adversos relaciones que permitan que la Revolución avance. Esto debemos reconocerlo como primer paso para corregir los errores.
En lo político esta convivencia deja mucho margen para la conciliación entre los oligarcas de afuera y las debilidades de adentro. Están al acecho de oportunidades para truncar a la Revolución, entonces las coincidencias ideológicas de ambos sectores se confabulan, se apoyan en nuestras debilidades de conciencia que los dos sectores contribuyeron a crear.
Ahora, con la crisis que padece el sistema capitalista mundial, se ponen de acuerdo para proponer pactos, besos de Judas, para enfrentar los problemas que vendrán. Veamos lo que dice Eduardo Fernández, pieza política de la oligarquía:
“los tiempos venideros” serán muy difíciles para el país, en lo económico y social, y por ello hizo una convocatoria “sincera y vigorosa” a la unidad de los venezolanos para trabajar, promover y producir inversiones y crear el empleo así como diversificar la economía (…) “nadie está más indicado para promover esta iniciativa que el presidente de la República, quien ha hecho un esfuerzo por moderar su lenguaje, y por ello espera que luego del 15 de febrero se propicie el diálogo y el entendimiento entre los factores de la producción, es decir, empresarios y trabajadores”.
Ya se están preparando para después del 15, si pierden propondrán un pacto, un beso de Judas que nos debilita, si ganan intentarán decapitar a la Revolución, al Comandante.
¡Con Chávez resteados!
¡Ante las dificultades: Socialismo!

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