21.10.08

TREINTA DÍAS

Treinta días nos separan de las elecciones de noviembre, elecciones de gran importancia teórica y práctica para la Revolución.
Teórica, porque servirán para contrastar las ideas que en lo social, económico y político ha desarrollado la Revolución, el resultado guiará el necesario ajuste.
Práctica, porque el paisaje político se verá fuertemente influenciado por los comicios de noviembre. En algunos puntos saldremos fortalecidos, en otros, debilitados, pero en general las condiciones, seguro, serán de gran ventaja para el avance revolucionario. Esas son las reglas de la guerra que libramos contra la oligarquía.
En estos treinta días debemos fijarnos dos objetivos:

Primero, afirmar los triunfos en las regiones donde la victoria es un hecho,acelerar el convencimiento del pueblo en los sitios donde el éxito no está aún seguro y, por último, pelear como quién se juega la vida en las zonas donde se presagia derrota. Aún es posible revertir las tendencias negativas.
Segundo, es necesario prepararnos para después de noviembre, estudiar desde ahora cuál será el nuevo cuadro, las nuevas fuerzas, las nuevas relaciones, cuáles ideologías saldrán fortalecidas y cuáles cosecharán fracasos. Cuáles serán las condiciones para avanzar hacia el Socialismo, qué fuerzas intentarán frenarlo, cuáles lo impulsarán.
Podemos adelantar algunas consecuencias del nuevo cuadro: tenga las características que tenga exigirá que la Revolución se fortalezca en tres puntos: la teoría, la organización política y la organización social.
La teoría: después de noviembre vendrá una ofensiva teórica de oligarcas y reformistas tendiente a demostrar que el Socialismo no es la solución, ya se han adelantado encuentros. Se propondrán formas distraccionistas, se intentarán transitar por trochas ciegas.
Frente a esto los revolucionarios debemos afinar la teoría para demostrar una vez más que sin propiedad social de los medios de producción administrados por el Estado, como representante de la sociedad toda, no hay posibilidades de Conciencia del Deber Social, que es la esencia del Socialismo.
La organización política: dentro del PSUV deben formarse los Destacamentos de Vanguardia, que agrupen a "los mejores entre los buenos", sus componentes deben elevar cada vez más su nivel teórico, una alta disciplina y un extraordinario sentido del deber social.
Estos Destacamentos deben constituir la columna vertebral de la conciencia revolucionaria, los primeros a la hora de los sacrificios, los últimos a la hora de los privilegios, los más moralizados a la hora del desencanto, los primeros en la hora del combate, nunca escépticos, siempre dispuestos a las tareas más ingratas y riesgosas.
Estos Destacamentos deben ser anclajes revolucionarios en medio de las tormentas.
La organización social: es necesario superar el espontaneismo en la organización del pueblo, también se debe superar el localismo. La organización social debe partir de lo local pero tener sentido de sociedad, debe constituir un tejido nacional, y ese tejido será la armazón que dé a la sociedad su fuerza. Una sociedad así organizada será capaz de movilizarse y de entender el mundo más allá de las cuatro esquinas de su vida cotidiana.
¡Con Chávez es con lo que Chávez decida!

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