25.4.08

EL CAMINO AL INFIERNO

La sociedad humana necesariamente se relaciona con la naturaleza, no se concibe una sociedad sin intercambio con la naturaleza. Podemos decir que la naturaleza es parte integral de la sociedad.
Siendo así, como sea esa relación sociedad-naturaleza, será la relación dentro de la sociedad.
Ahora bien, la sociedad se relaciona con la naturaleza a través del trabajo, por lo tanto, la calidad de la relación del trabajo determinará la calidad de la relación del hombre con la naturaleza, y la relación entre los hombres.
Solo existen dos posibilidades. Veamos.
Una: Si el trabajo, que es la relación del hombre con la naturaleza, pertenece a toda la sociedad, si los medios de producción, los medios donde se realiza el trabajo, los medios de relación con la naturaleza, pertenecen a toda la sociedad, si el trabajo es determinado de acuerdo a las necesidades de la sociedad y por ella planificado, si el producto de ese trabajo pertenece a la sociedad, entonces las relaciones hombre-naturaleza, y de los hombres entre sí, serán armónicas, amorosas, viables. Esta situación es el Socialismo.
Dos: Si por el contrario, el trabajo, la relación del hombre con la naturaleza, es mediado por estas fracciones de la sociedad, que son dueñas de los medios de producción, de los medios de trabajo, si el trabajo es determinado de acuerdo a las necesidades e intereses de esas fracciones, que son intereses nosociales, antisociales, diferentes y antagónicos a los intereses sociales, si el producto de ese trabajo pertenece a esas fracciones, entonces la relación sociedad-naturaleza deja de ser directa, ahora está mediada por los intereses de esas fracciones.
Entre ellas se establece una dura competencia por la apropiación de la riqueza social, se forma un mercado que es el territorio de esa competencia, que dicta el éxito o el fracaso, que se independiza de la voluntad del hombre y rige su vida. En este caso la relación hombre-naturaleza, y de los hombre entre sí, será perversa, guiada por el lucro y la ganancia de esas fracciones. Todo se transforma en mercancía, sujeto de ser vendido, hasta el hombre se transforma en mercancía. Esta situación es el capitalismo.
Vemos con claridad, que la calidad de la relación hombre-naturaleza y de los hombres entre si está dada por la calidad del trabajo, y la calidad del trabajo está determinada por la propiedad de los medios de producción.
A cada una de estas propiedades, la social y la nosocial, corresponden una espiritualidad, una conciencia, una cultura que con ella se entrelaza.
Ahora bien, lo que determina la marcha de la historia es la espiritualidad, es la materialidad transformada en cultura, en espíritu, en conciencia. Es allí donde ocurren las acciones y las relaciones propiamente humanas: la política, el arte, la magia, el amor. Podríamos decir que la Revolución es, ante todo, un hecho de conciencia.
Vemos que en el fondo de la marcha hacia el Socialismo está la Propiedad Social, su fundación no es un capricho, es un asunto que decide el futuro.
¡Chávez es Socialismo!

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