31.8.06

MOVILIZACIÓN

UNA REVOLUCIÓN, EN ESTA ÉPOCA, es la lucha por superar al Capitalismo y construir el Socialismo. En esencia, es la lucha del altruismo, la solidaridad, contra el egoísmo. Es la batalla por integrar a la sociedad que el Capitalismo ha fragmentado en átomos egoístas. De allí que el avance de un pueblo hacia el Socialismo, se tiene que medir por su avance en la conciencia del deber social. Los otros índices son súbditos de éste.
La conciencia del deber social, es el conocimiento que un pueblo o un individuo tienen de su naturaleza social, es decir, el convencimiento de que su suerte y la suerte de la sociedad están entrelazadas, que el esfuerzo individual debe contribuir al bienestar social, y la sociedad se debe importar del bienestar de sus miembros. La certidumbre de que no hay salidas individuales.
Pero, cómo medir y cómo estimular la conciencia del deber social. Venimos de un mundo Capitalista donde la medida del éxito es lo material, donde el tener vale más que el ser, y vamos hacia un mundo donde el ser valdrá más que el tener.
En el mundo que queremos construir, servir a la sociedad, a la humanidad, será uno de los mayores tesoros. La riqueza socialmente producida será repartida de acuerdo a la necesidad de cada uno, y así todos estarán satisfechos. Se restituirá la sociedad fragmentada, y el hombre podrá restablecer relaciones amorosas con sus semejantes y con su entorno.
En contraste, el mundo del Capitalismo es un mundo donde la solución a los problemas sociales toma ficciones individuales. El hombre del Capitalismo padece la enfermedad de creer que individualmente puede resolver los problemas que son de origen social, y así, en el mejor de los casos, se condena a ser una víctima, un prisionero, de su pequeño mundo egoísta que lo aplasta, o ser un “nohumano”, excluido de toda consideración social.
Los pueblos aprenden la conciencia del deber social ejercitándose en acciones altruistas, de beneficio social. El Che lo entendió así, y era gran impulsor del trabajo voluntario, pilar en la formación de esa conciencia, y prefiguración del trabajo socialista, donde el hombre se libera del trabajo compulsivo egoísta y se adentra en el trabajo liberador, cuyo fruto va a toda la sociedad. Otro pilar es la movilización popular alrededor de objetivos políticos, no necesariamente electorales, por ejemplo una movilización de protesta por la injerencia gringa, o las luchas de abril y diciembre, o la movilización en Yaracuy contra el sicariato.
La más sublime demostración de avance social, es la movilización popular por objetivos altruistas, y al mismo tiempo es la mejor escuela. El hombre nuevo es el hombre que se moviliza, el hombre que hace trabajo voluntario, el hombre que también toma el fusil, que da más a la sociedad que lo que de ella recibe, o mejor, da cuanto recibe, que es dar amor cuando recibe amor.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Movilización o muerte!
¡Son diez millones!
¡Chávez, Fidel y el ALBA, son Socialismo!

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