22.4.12

LA DEUDA (Domingo 22-04-2012)


Las revoluciones tienen una deuda ideológica que se origina con la caída de la Unión Soviética, a partir de allí una espesa nube ocultó y deformó a la teoría revolucionaria.  La caída del socialismo soviético se constituyó en falso argumento para oponerlo a cualquier intento de redención. No hay brote emancipador de los pueblos que no sea cercado por extravíos teóricos y miedos que tienen como centro una interpretación sesgada de la historia soviética. "Si haces eso te convertirás en Stalin", "si te organizas eres totalitario como en la Unión Soviética ", "no hay líderes sólo dictadores", "no hay clases sociales, sólo pueblos indefinidos, el proletariado es un invento, lo que existe es la multitud", “organizarse es coartar la libertad", “los partidos conducen a campos de concentración", "las oligarquías deben tener libertad de prensa"...

Todos los anteriores argumentos no tienen asidero en la realidad, forman parte de una inmensa operación imperial de deformación de aquel socialismo, igual a la que ocultó la verdadera historia de Bolívar. Evitan mencionar la transformación de la Unión Soviética , de un pueblo servil a los zares a un pueblo capaz del heroísmo que enfrentó al nazismo y la proeza de la batalla de Leningrado, la epopeya que significó la derrota de la entente que se desató contra la Revolución de Octubre y, sobre todo, evitan analizar por qué el Socialismo resiste en la Cuba heroica.

La Revolución mundial no se ha recuperado de la caída de la Unión Soviética y de China, hoy carece de una ideología vigorosa capaz de dirigir los cambios profundos. Si observamos el paisaje mundial, fácilmente detectaremos la carencia. Se presenta como teoría revolucionaria a un montón de vaguedades, de evasivas que avergüenzan.

Se evita la experiencia revolucionaria universal, la teoría acumulada en años de lucha y de reflexión, Marx es ignorado o deformado, Lenin satanizado, Cristo confinado a los altares, sus enseñanzas mediatizadas a conveniencia oligarca.

Sin teoría revolucionaria no es posible la práctica revolucionaria y nos daremos cuenta que la principal tarea de la Revolución Mundial es rescatar del olvido a la ideología revolucionaria, encarnarla en los movimientos libertarios, despojarla de dogmatismos y deformaciones, entender su importancia.

La Revolución Bolivariana recorre un peligroso camino inédito, las ocasiones para el extravío son muchas: convivimos con el enemigo, estamos sometidos a un bombardeo mediático que siembra y refuerza valores capitalistas, las tensiones hacia la restauración son fuertes, las tentaciones de conformarnos con lo hecho, de evitar el salto que transforma son fuertes, los susurros que invitan a no correr los riesgos que supone una Revolución son abundantes.

En estas condiciones la Revolución Bolivariana, que no tiene la escuela de la confrontación cruenta, necesita de un mayor rigor teórico, de una gran vocación por el estudio, la reflexión y la discusión. Las difíciles batallas que se le avecinan a la Revolución sólo podrán ser superadas con una vigorosa teoría revolucionaria, que nazca de la experiencia universal, enriquecida con la historia y las vivencias nuestras.

¡Con Chávez todo sin Chávez nada!

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