En el capitalismo, y también en todos los sistemas que lo antecedieron, la característica principal es la propiedad nosocial de los medios de producción, y la conciencia egoísta que allí se entrelaza. El individuo intenta resolver los problemas sociales de manera individual, de esa manera se entabla una guerra de todos contra todos.
En el Socialismo, en contraste, la característica principal es la Propiedad Social de los medios de producción, y la Conciencia del Deber Social que con ella se relaciona.
Conciencia del Deber Social es la conciencia de la pertenencia a la sociedad, el convencimiento de que la suerte de la sociedad depende del esfuerzo de cada uno de sus hijos, y que la suerte de cada uno de los individuos depende de la suerte de la sociedad toda, la certeza de la imposibilidad de las salidas individuales a los grandes problemas sociales. Se establece así la sociedad del amor.
El Socialismo consiste en la sustitución de la conciencia egoísta por la Conciencia del Deber Social, no es una tarea fácil, se trata del salto más importante de la humanidad, es, como dirían los clásicos, saltar de la prehistoria a la historia, del reino de la necesidad al reino de la libertad.
Podemos decir que el avance del Socialismo se mide por el avance de la Conciencia del Deber Social, por la comprensión de las masas de su pertenencia a la sociedad. Allí reside la importancia de las formas de Propiedad Social, son indispensables para construir la hegemonía de esta conciencia.
La más poderosa de las armas capitalistas para perpetuar su expoliación de la humanidad, es la conducta sustentada en siglos de adiestramiento para lo egoísta, para lo inmediato, en esas conductas basan lo principal de la lucha contra la Revolución. Preguntémonos : ¿Cuántas iniciativas de organización sucumben en el egoísmo? ¿Cuántos liderazgos se pierden en la falta de comprensión, o en la mezquindad? ¿Cuántas importancias hemos cambiado por un “plato de lentejas”? ¿Cuántas decisiones hemos tomado guiados por lo egoísta y el beneficio inmediato?
Durante mucho tiempo los revolucionarios, por una mala lectura de los clásicos, pensaron que la Conciencia del Deber Social brotaba espontáneamente del cambio de las condiciones materiales.
Así, bastaba socializar los medios de producción, y la conciencia vendría por añadidura. Aquella fue una equivocación que costó, y aún cuesta, muchas derrotas al movimiento revolucionario.
El gran instrumento educativo para conquistar la Conciencia del Deber Social es el Trabajo Voluntario.
A la par de la Socialización de los medios de producción, es necesaria una gran campaña de concientización y divulgación del Trabajo Voluntario. Una emoción por el Trabajo Voluntario debe recorrer a toda la sociedad.
Invitaciones y oportunidades de Trabajo Colectivo Voluntario deben cruzar a todo el aparato del Estado, el país debe poblarse de obras construidas con Trabajo Voluntario, orgullo para la sociedad, indicadoras de que una nueva sociedad es posible.
Al revolucionario debe darle vergüenza no hacer Trabajo Voluntario, a ese estado de conciencia, de entrega al Deber Social, hay que llegar.
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