13.6.10

LA JUSTICIA REVOLUCIONARIA

La justicia es un asunto vital para una Revolución, ella es reflejo y a la vez se refleja en toda la estructura revolucionaria y social, es parte esencial de su espiritualidad.

Debe dar seguridad de ser superior a la justicia burguesa, de defender a la sociedad y al individuo, siempre protegiendo el humanismo rescatado.

Así debe ser desde el inicio de la gesta revolucionaria. Recordemos los partidos que ejercieron el fusilamiento a la ligera, esos desaparecieron como revolucionarios, fueron a inflar las filas del enemigo.

En contraste, la Revolución Cubana triunfante debe su éxito al humanismo, al respeto al ser humano que demostró desde su nacimiento. Es representativo el rescate al combatiente del Granma que cayó al Golfo de México, y el trato a los prisioneros en la Sierra Maestra.

Esa revolución ha sido muy dura en su defensa, pero no ha trasgredido nunca, aun cuando ha considerado fusilar, el respeto por el humanismo que construye. Por eso es ejemplo y guía para el mundo.

Otra actitud fue la de la cuarta república, recordemos la orden de rómulo: disparen primero averigüen después”. Allí está resumida la doctrina del oligarca, no hay presunción de inocencia, no hay juicio. Basta parecer que daña los intereses de la burguesía para ser condenado y aplicada la pena máxima.

Ahora gran revuelo ha causado el aparecimiento de unos contenedores que los medios oligarcas denuncian como podridos. De ellos es comprensible, deforman la realidad, se apoyan en nuestros errores para crear tolvaneras, alharacas, ponen a correr rumores, falsifican. Aprovechan todo para favorecer su causa infame: truncar a la Revolución. Condenaron a diestra y siniestra, pidieron guillotina, se portaron como manda rómulo, dispararon y ni se importaron por averiguar.

Lo que es incomprensible es la jauría de revolucionarios que se precipitó a juzgar el hecho y acusar a destajo, a pedir pena máxima. Contribuyeron con la matriz de opinión de los oligarcas. Algunos voceros destacados perdieron la mesura, fueron más audaces y se lanzan a llamarlos: forajidos sin moral alguna”, los acusan de forajidos, y sentencian que los contenedores fueron desviados y ocultados con el objeto de robar su contenido, o sabotear la política de soberanía alimentaria.

Todos dispararon primero y todavía no averiguan.

Ya eso es una actitud contrarrevolucionaria, romulera, muy dañina. Pero lo peor es el precedente de justicia oligarca, de irresponsabilidad para con los involucrados en el hecho, y con la necesaria construcción de otra justicia, dura, implacable, pero humana, sensata.

El asunto no pasaría de una escaramuza con unos atorados de inquisición, y si no contribuyera con la oscura estrategia enemiga, no merecería respuesta sino fuese porque lesiona en lo profundo algo que esta Revolución ha ido construyendo: la magnanimidad, el humanismo que guía su accionar.

Uno de los pilares de esta Revolución, de cualquier Revolución verdadera, es que la gente se sienta protegida por ella, se sienta querida, respetada, que esté segura de estar amparada por otra justicia, durísima pero humana.

¡Sin Chávez no hay Socialismo!

¡Derrotar las maniobras oligarcas, y los espasmos inquisidores!

No hay comentarios.: