La operación está en marcha. Se trata de acusar a Chávez de lavado de dólares y juzgarlo en los Estados Unidos. El Comandante nos alerta cuando advierte que los gringos pueden estar preparando una orden de detención en su contra y señala a la juez Joan Lenard (la misma que condenó a los 5 Héroes Cubanos) como la encargada de la operación.
La jauría mediática internacional y nacional hace coro a esta intención imperial. Veamos.
Manuel Malaver, plumífero oligarca, escribe un artículo donde desarrolla la equivalencia de Chávez y Noriega, deduciendo la similitud del desenlace.
Diego Arria emprendió una gira por el mundo (¿quién la paga?) para denunciar a Chávez en Europa, incluyendo acciones por las cuales el mandatario podría ser eventualmente juzgado. Su tarea es preparar la opinión pública para la “operación Noriega”. Europa oirá sus diatribas.
El periódico de poleo titula en primera página la misma patraña ordenada por el imperio: relacionar a Chávez con Noriega.
La conjura no se detiene aquí, la lluvia de desinformación no cesa, los pasos de la dirigencia del imperio siguen un guión muy bien escrito, todos los días abonan la imagen de un Chávez que merece ser tumbado, de una Revolución que merece ser truncada. Su objetivo es que el plan macabro que ejecutan sea aceptado por la opinión pública de los países imperiales.
No hay dudas, vienen por Chávez y por la Revolución, no aceptan un pueblo y a su líder buscando su propio destino con la audacia de no aceptar ordenes imperiales.
La situación nos muestra el verdadero carácter de la oposición: son vende patrias, están involucrados en la intervención gringa, es más: claman por ella, se alegran de que sean los gringos la solución a sus problemas y les devuelvan sus privilegios groseros.
Los campos se definen cada día más: ahora sabemos que los capitalistas son internacionales, cuando ven en peligro sus intereses se confabulan para defenderse, para extirpar la amenaza.
¿Qué debemos hacer los bolivarianos?
Lo primero es entender que ahora la discusión, la disputa, no es un simple asunto político interno, está en juego la Patria, y nada puede estar por encima de ella. Ya sabemos que la contienda es entre patriotas y vendepatrias. Es el mismo dilema que viene desde la independencia: los imperios contra los pueblos de la América.
La batalla por la patria tiene su primer combate en las elecciones de septiembre, allí la Revolución, el Comandante no pueden salir debilitados, debemos ganar con la mayor ventaja posible.
El éxito en esta batalla depende, así lo demuestra la historia, de la capacidad que tengamos de organizarnos, elevar la conciencia patriótica y revolucionaria, afinar nuestra capacidad de combate. En resumen, que el imperio sienta, que si se atreve, el costo en pérdidas humanas y materiales será insoportable por su opinión pública. Que entienda que el pueblo de Bolívar cuando de defender a la patria se trata es indómito, que si se atreven no quedará piedra sobre piedra.
¡Si se atreven seremos millones de Chávez!
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