La guerra que libra la humanidad en contra del capitalismo tiene su fundamento principal en la ideología, o mejor, en el espíritu.
En una sociedad será hegemónica la ideología que justifique, defienda y perpetúe a la economía dominante. Dicho de otra forma: la manera como una sociedad se gane la vida, determinará el espíritu de esa sociedad, o con palabras de los clásicos: la existencia determina la conciencia.
Es la Relación de Propiedad de los Medios de Producción la que determina para quién se produce, quién es el dueño del producto del trabajo, si es una fracción de la sociedad o es la sociedad toda. Y es esta relación la que establece cómo una sociedad se gana la vida y la que sustenta la ideología. Veamos.
Si la propiedad es nosocial, es decir, capitalista, una fracción pequeña de la sociedad se ganará la vida apropiándose del trabajo ajeno, vivirá del sudor de las grandes mayorías trabajadoras y esta situación producirá, necesariamente, grandes masas de excluidos que se ganarán la supervivencia al margen de las reglas sociales.
Entonces en una sociedad así, la ideología dominante será nosocial, individualista, egoísta.
Pero si la propiedad de los medios de producción es social, administrada por el Estado, nadie se apropia del trabajo de nadie: el trabajo pertenece a toda la sociedad, y por lo tanto, a cada individuo en su doble condición de trabajador y de miembro de la sociedad.
Una sociedad con esa hegemonía de relación de propiedad, tendrá una conciencia, un espíritu fraterno, social, socialista, amoroso, que emana de la forma como se gana la vida, trabajando en conjunto, sin que ningún sector se apropie del trabajo de las mayorías.
Esta es la situación y estos son los bandos en pugna, estos son los adversarios en la guerra que vivimos.
Ahora bien, recalcamos, la ideología dominante es la ideología que emana de la relación económica dominante. Esto significa que en un sistema capitalista, el explotado y el excluído sienten, piensan, defienden al sistema capitalista, y forman los contingentes de defensa del sistema capitalista.
De todo esto concluimos varias enseñanzas:
De todo esto concluimos varias enseñanzas:
La relación de propiedad que estimule la Revolución es vital para la construcción del Socialismo y para la derrota del capitalismo.
Formas nosociales, desde la individual hasta la egoísta colectiva, son en última instancia contrarrevolucionarias. Se podrán implementar por requerimientos tácticos, nunca como proyectos estratégicos.
Las formas de Propiedad Social, es decir, aquellas donde la sociedad toda es la dueña del producto y lo distribuye de acuerdo a las necesidades sociales, siempre serán revolucionarias y producirán Conciencia del Deber Social, de pertenencia a la sociedad.
La oligarquía comprende muy bien la guerra ideológica, por eso gastan millones en las cuñas del cedice, todas resaltando lo individual, todas egoístas, activando la ideología dominante que habita en el alma del dominado.
La Revolución debe defender su ideología y la Propiedad Social que la sustenta.
¡Chávez es Socialismo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario