14.8.06

LA PROPIEDAD PRIVADA

Nunca es exceso hablar del problema de la propiedad en el Socialismo. El asunto no es vano, alrededor de él orbitan los demás rasgos del sistema. De cómo afrontemos la propiedad, dependerá el destino del proyecto revolucionario. Veamos.
Lo primero que hay que dejar claro es que el problema de la propiedad es importantísimo. Construir un nuevo sistema, hacer una Revolución, tiene sus leyes. No se trata de una receta de cocina que podemos hacer con un poco más o menos de azúcar, una pizca de canela, y algunos otros ingredientes al gusto. No es un capricho, fundar una nueva sociedad tiene leyes. En una sociedad las relaciones humanas están determinadas, en última instancia, por las relaciones económicas. Es decir, quien sea el propietario de los medios de producción impondrá al resto de la sociedad su ética y su cultura. O, dicho en otras palabras, la propiedad hegemónica determinará la cultura hegemónica.
Si estudiamos las formas de propiedad de los medios de producción, veremos que sólo hay dos posibles: una, que la propiedad sea de toda la sociedad, y la otra, que la propiedad sea de sólo una fracción de la sociedad (cogestión, empresas recuperadas, compañías anónimas, etc.), a ésta la llamaremos nosocial. En resumen, la propiedad de los medios de producción puede ser social y nosocial.
Ahora bien, la forma de propiedad nosocial, que es la hegemónica en el Capitalismo, genera una ética y una cultura que justifica esa propiedad. La ética y la cultura del Capitalismo están fundamentadas en el egoísmo, de allí que lo mezquino, el sálvese quién pueda, la guerra de todos contra todos, sea la moral predominante. Esto es así porque el Capitalismo tiene como fundamento económico la posibilidad de que unos hombres compren el trabajo de otros hombres. Por tanto, la ética debe justificar que todo puede ser vendido y todo puede ser comprado, hasta la vida del hombre. Lo único que cuenta es el lucro, si algo da lucro es moralmente aceptado o, mejor, hipócritamente aceptado. De esta manera, la sociedad se fragmenta en tantos trozos como personas existan, que pugnan cada una por obtener beneficio en el mercado, donde se vende todo, hasta la vida. En resumen, el Capitalismo se fundamenta en la propiedad nosocial de los medios de producción, produce una guerra de todos contra todos, una ética del egoísmo que justifica esa guerra y, como consecuencia de ello, la sociedad se transforma en fragmentos.
El Socialismo es, en definitivas palabras, la integración, el rescate de la sociedad fragmentada por el Capitalismo. El fin último del Socialismo es recomponer la sociedad y, simultáneamente, rescatar al hombre transformado en máquina y en desecho
. Para esto es necesario cambiar la conciencia egoísta, propia del Capitalismo, por la conciencia amorosa, propia del Socialismo. Ahora bien, para que el cambio sea posible, es necesario afincar la nueva conciencia amorosa en la propiedad social de los medios de producción.
¡Sólo la sociedad propietaria podrá desarrollar la conciencia social!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez y Fidel son Socialismo!

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