29.5.06

ESTA REVOLUCIÓN NO PUEDE PERDERSE

Si esta Revolución se perdiera, el costo para la América y para el mundo sería muy grande, sería un desastre de consecuencias gravísimas. Aquí, en este país y en este momento, se está decidiendo el destino de la humanidad. Si la Revolución bolivariana es exitosa marcará un rumbo para el resto del planeta, demostraremos que es posible zafarse del Capitalismo, derrotaremos a los agoreros que dicen que el Capitalismo creador de miseria espiritual y material es un destino. La responsabilidad que tenemos es con la humanidad entera. Es nuestro deber proteger esta Revolución, debemos estar atentos a los peligros y buscar las formulas para avanzar. Veamos.
Contamos con el corazón del pueblo, de eso no tenemos dudas, si mañana nos avisan que el enemigo desembarcó en Paraguaná, media Venezuela se va para allá a combatir, y la otra media quedará a la expectativa de entrar en la batalla.
Sin embargo, ojalá las cosas fueran siempre tan claras: un enemigo enfrente de la barricada, y el pueblo enardecido del otro lado dispuesto a aplastarlo. Pero, la realidad es otra, el enemigo imperial está lleno de mañas, dispone sus trampas de tal manera que cuando los pueblos incautos despiertan lo que les queda es la desilusión, la desesperanza.
Mueven los más profundos arraigos espirituales para contrabandear el regreso al pasado. Así, sobre la credulidad del pueblo, arrinconaron en San Pedro Alejandrino al libertador, al vencedor del ejército español. Sobre la costumbres, removiendo las tradiciones, consiguieron desviar a la Revolución Francesa que derrumbó a la monarquía para conducirla hacia Napoleón, un nuevo y remozado emperador.
Hoy en Venezuela el peligro mayor que nos plantea el imperio, no es la invasión tradicional, esa la detectaremos rápido y sabremos dónde ubicarnos, el peligro mayor es la manipulación política, el desmontaje del ánimo revolucionario, el desgaste paulatino, la erosión lenta, el aprovechamiento de nuestras debilidades, de nuestras dudas, y sobre todo, los anclajes, los apegos, las tradiciones, las costumbres que nos impiden dar los saltos revolucionarios.
No hay tiempo para circunvalaciones, no hay espacios para maniobras tácticas distraccionistas, la Revolución no resiste desvaríos, es hora de arraigar el Socialismo en lo profundo del alma del pueblo, de la economía y de la política de este país. Esa es la única manera de blindar a la Revolución de las invasiones, vengan por Paraguaná, o vengan en forma de conciliación restauradora.
¡Solo el socialismo salva al pueblo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

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