14.11.06

LA GUERRA DE LOS LIBROS

LOS LIBROS SON COMO LAS PUPILAS LIMPIAS DE LA PATRIA, a través de ellos podemos llegar al alma del Pueblo. Entrar en una Feria del Libro es oportunidad para percibir el borbotear de los hornos de los tiempos. Saber lo que se lee, es saber lo que se piensa, y lo que se siente.
En días pasados fuimos a la Feria Internacional del Libro. Espectáculo grandioso es la palabra exhibida en anaqueles, expuesta como una diosa que nos dice: “aquí estoy, yo soy la batalla que llevas por dentro”.
No fuimos a comprar, sólo a escuchar la palabra, asistimos a contemplar el pensamiento de la época.
Al entrar encontramos a Trotsky, siempre tenaz en su prédica revolucionaria, acompañado de Lenín, Marx, Engels, y otros clásicos, nos esperaban en un lugarcito minúsculo, arrinconados, en manos de una abuelita. En el otro extremo de la feria, que es grande, estaban los anarquistas, extraviados, poco material, ausencia de los clásicos, aferrados a los recuerdos de la guerra española, siguen en combate. Entreverados en los Trotskistas y los anarquistas, encontramos a Bolívar y Martí flanqueados por Fidel y el Che, vigorosos, vigentes, siempre altivos y en la vanguardia, renovados.
Tropezamos abundancia aplastante, de los mismos plumíferos que en los periódicos oligarcas, rompen lanzas contra el Comandante cada vez que él les derriba su tinglado de falsedades históricas.
De Venezuela encontramos mucho, y de la Revolución poco. Por nosotros combate un raro y prescindible libro de dibujos que muestra, en más de quinientas páginas, el aburrimiento de un burócrata que dice tener la habilidad de dibujar y simultáneamente prestar atención a las reuniones de trabajo. Es un libro que refleja muy bien una parte de nosotros: al burocratismo tradicional, mentiroso, que eleva sus defectos a niveles de virtud, siempre tomando ventajas del poder, y lo que es peor y grave, trivializando la batalla cultural, o mejor digamos, perdiendo la batalla cultural.
Una Revolución es ante todo una batalla por sustituir la cultura de la dominación, por la cultura de la liberación. La batalla por la hegemonía cultural es la más importante. Si no conseguimos cambiar la cultura del egoísmo, del culto al individualismo, de la justificación de un sistema que produce miseria material y espiritual, por la cultura socialista, la del amor, la solidaridad, el culto a lo social como condición para expresar las potencialidades individuales, entonces habremos perdido la batalla revolucionaria. Sin ese cambio no es pensable una Revolución. Y es el libro revolucionario, es la palabra escrita, un pilar indispensable para conseguir ese cambio.
Ya hemos avanzado con las misiones. Haber enseñado a leer a millones es un salto hacia la cultura. Ahora tiene la palabra el libro, vehículo de luces, la Revolución espera por sus grandes obras escritas.
Llenemos al país de libros, de círculos de lectura y de escritura, que cada libro entregado no sea un número para la burocracia sino un manantial del pensamiento.
¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo!

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