NOS LLEGA LA NOTICIA DE LA DETONACIÓN de una bomba atómica por parte de la República de Corea, noticia triste para la humanidad, hecho que no tiene justificación ninguna, un paso más en el camino hacia el infierno y la extinción de la vida planetaria. No debería ser necesario explicar nuestro profundo rechazo a esta acción, sin embargo, expliquemos.
Los revolucionarios tienen como fundamento de su ética, un profundo amor por la humanidad y por la vida. Es esa la razón última de todas sus acciones. Todas las acciones de los revolucionarios están impregnadas de este amor, lo fecundan, lo expanden, lo fortalecen. Por tanto, la defensa de un país, si es revolucionario, debe estar impregnada de ese amor. No se puede justificar en esa defensa la continuación de la carrera atómica que pone en peligro la existencia de la vida en el planeta. Si esto es así, significa que algo está fallando en la calidad revolucionaria de esos dirigentes.
Si por defender una porción pequeña de la humanidad, aúpan un camino que pone en peligro a toda la humanidad, algo falla en ese análisis. Si por salvar a esa porción de la humanidad cierran el camino de la vida, definitivamente esa Revolución erró el camino. Si para defender a una Revolución hay que tener armas atómicas, si para disuadir al imperio hay que tener armas atómicas, estamos invitando a la humanidad a destruirse, y a la mayoría de los países que no podrán fabricarlas, a ser esclavos del imperio.
El camino correcto para defender una Revolución, es el camino de la vida, el camino del Socialismo, el del amor. Cuba socialista lo demuestra: exporta amor, sus médicos y sus alfabetizadores van a los más apartados rincones del mundo a llevar vida, sus investigaciones de ingeniería genética producen vacunas y medicamentos, sus investigaciones agropecuarias mejoran la producción de alimentos.
Pero además, Cuba, en lo militar, en el enfrentamiento con el imperio, ha desarrollado y aportado a la lucha de los demás países, el concepto de GUERRA DE TODO EL PUEBLO, el concepto de guerra asimétrica. A la hora de una agresión, cada cubano es un Comandante, todo el pueblo se involucra en la defensa de la Patria. Una invasión le saldría tan cara en vidas al imperio, que eso lo disuade. Aquel país que defiende sagradas conquistas se inmolaría antes de doblegarse. Y un pueblo así, es la mejor defensa para una Revolución. No hay arma atómica que pueda sustituir la determinación de un pueblo a defender su suelo y su dignidad.
Cuba marca el camino revolucionario, el camino socialista de la disuasión del imperio. Un camino que puede ser transitado por cualquier pueblo, y un camino diferente al del uso de la energía nuclear con fines militares.
Aplaudimos la posición del Canciller Maduro rechazando a nombre de todos nosotros el uso militar de la energía nuclear.
¡Chávez nos ama!
¡Chávez es Socialismo!
¡Chávez es Chávez… lo demás es gamelote!
Los revolucionarios tienen como fundamento de su ética, un profundo amor por la humanidad y por la vida. Es esa la razón última de todas sus acciones. Todas las acciones de los revolucionarios están impregnadas de este amor, lo fecundan, lo expanden, lo fortalecen. Por tanto, la defensa de un país, si es revolucionario, debe estar impregnada de ese amor. No se puede justificar en esa defensa la continuación de la carrera atómica que pone en peligro la existencia de la vida en el planeta. Si esto es así, significa que algo está fallando en la calidad revolucionaria de esos dirigentes.
Si por defender una porción pequeña de la humanidad, aúpan un camino que pone en peligro a toda la humanidad, algo falla en ese análisis. Si por salvar a esa porción de la humanidad cierran el camino de la vida, definitivamente esa Revolución erró el camino. Si para defender a una Revolución hay que tener armas atómicas, si para disuadir al imperio hay que tener armas atómicas, estamos invitando a la humanidad a destruirse, y a la mayoría de los países que no podrán fabricarlas, a ser esclavos del imperio.
El camino correcto para defender una Revolución, es el camino de la vida, el camino del Socialismo, el del amor. Cuba socialista lo demuestra: exporta amor, sus médicos y sus alfabetizadores van a los más apartados rincones del mundo a llevar vida, sus investigaciones de ingeniería genética producen vacunas y medicamentos, sus investigaciones agropecuarias mejoran la producción de alimentos.
Pero además, Cuba, en lo militar, en el enfrentamiento con el imperio, ha desarrollado y aportado a la lucha de los demás países, el concepto de GUERRA DE TODO EL PUEBLO, el concepto de guerra asimétrica. A la hora de una agresión, cada cubano es un Comandante, todo el pueblo se involucra en la defensa de la Patria. Una invasión le saldría tan cara en vidas al imperio, que eso lo disuade. Aquel país que defiende sagradas conquistas se inmolaría antes de doblegarse. Y un pueblo así, es la mejor defensa para una Revolución. No hay arma atómica que pueda sustituir la determinación de un pueblo a defender su suelo y su dignidad.
Cuba marca el camino revolucionario, el camino socialista de la disuasión del imperio. Un camino que puede ser transitado por cualquier pueblo, y un camino diferente al del uso de la energía nuclear con fines militares.
Aplaudimos la posición del Canciller Maduro rechazando a nombre de todos nosotros el uso militar de la energía nuclear.
¡Chávez nos ama!
¡Chávez es Socialismo!
¡Chávez es Chávez… lo demás es gamelote!
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